Existen diferentes obstáculos mentales internos que pueden interferir con nuestra capacidad para resolver los problemas de forma rápida y eficiente, tales como:
1. Fijación funcional: Este término se refiere a la tendencia a considerar los problemas sólo en su forma habitual. La fijación funcional evita que las personas vean todas las diferentes opciones que pueden estar disponibles para encontrar una solución.
2. Mala ponderación: Malentendido de la información disponible.
3. Utilización de información irrelevante o engañosa: Cuando se intenta resolver un problema, es importante distinguir entre la información que es relevante para el problema y los datos irrelevantes que pueden conducir a soluciones defectuosas. Cuando un problema es muy complejo, es más fácil centrarse en información engañosa o irrelevante.
4. Hipótesis erróneas: Cuando se trata de un problema, las personas suelen hacer suposiciones sobre las limitaciones y los obstáculos que impiden ciertas soluciones.
5. Disposición mental: Tendencia de las personas a utilizar sólo soluciones que han funcionado en el pasado en lugar de buscar ideas alternativas.
Para resolver correctamente un problema, es importante seguir una serie de pasos que incluyen el desarrollo de estrategias y organización del conocimiento.
Pasos recomendados:
1. Identificación del problema: Si bien puede parecer un paso obvio, identificar el problema no siempre es tan simple como suena. En algunos casos, la gente podría erróneamente identificar la fuente equivocada de un problema, lo que hará que los intentos de resolverla sean ineficientes o incluso inútiles.
2. Definición del problema: Una vez que el problema ha sido identificado, es importante definir completamente el problema para que pueda ser resuelto.
3. Formación de una Estrategia: El siguiente paso es desarrollar una estrategia para resolver el problema. El enfoque utilizado variará dependiendo de la situación y las preferencias únicas del individuo.
4. Organización de la información: Antes de llegar a una solución, primero tenemos que organizar la información disponible. ¿Qué sabemos del problema? ¿Qué no sabemos? Cuanta más información esté disponible, más preparados estaremos para encontrar una solución precisa.
5. Asignación de recursos: Por supuesto, no siempre tenemos dinero ilimitado, tiempo y otros recursos para resolver un problema. Antes de comenzar a resolver un problema, se debe determinar la prioridad del mismo. Si es un problema importante, probablemente vale la pena asignar más recursos para resolverlo. En caso contrario, aplica lo opuesto.
6. Supervisión del progreso: Los solucionadores de problemas efectivos tienden a supervisar su progreso mientras trabajan hacia una solución. Si no están haciendo un buen progreso hacia el logro de su meta, reevaluarán su enfoque o buscarán nuevas estrategias.
7. Evaluación de los resultados: Una vez que se ha alcanzado una solución, es importante evaluar los resultados para determinar si es la mejor solución posible al problema. Esta evaluación puede ser inmediata o demorada, según el tipo de solución obtenida.
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